Por quien nos dio la vida
- Kurt Bendfeldt
- hace 1 día
- 2 Min. de lectura
Un homenaje a las que nos enseñaron a amar, incluso con su ausencia

Mayo llega con flores, con canciones, con palabras dulces que buscan decir todo lo que sentimos… pero a veces no alcanzan. Porque cuando mamá ya no está, este mes duele distinto. Se siente el eco de su risa en la casa vacía, el recuerdo de sus manos en una receta que ya nadie prepara igual, la ausencia en cada pequeño detalle que antes pasaba desapercibido.
Pero también está su presencia. En los valores que nos dejó. En las frases que repetimos sin darnos cuenta. En ese abrazo que ahora damos igual que ella, en ese gesto que se refleja en el espejo. Está en nuestras decisiones, en cómo cuidamos a los demás, en cómo enfrentamos la vida. Porque una madre, cuando ama de verdad, nunca se va del todo.
Y para quienes aún la tienen, que esta nota sea un llamado. A no esperar. A decir "gracias", "perdón", "te amo" con urgencia, con fuerza, con tiempo. A tomarse una tarde para abrazarla sin razón. A mirarla con más ternura que costumbre. A honrarla en vida, mientras su voz aún puede responder.
Mamá es raíz, es cobijo, es brújula, es hogar. Y cuando se va, nos deja fragmentos de eternidad en el alma. Por eso este mes no es solo para celebrar, sino para recordar con amor, llorar si hace falta, y sonreír también, por todo lo que fuimos gracias a ella.
Hoy no se trata de modas ni de regalos. Se trata de gratitud.Por quien nos dio la vida. Por quien aún vive en la nuestra.
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da.” – Éxodo 20:12
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