A 12 días...
- Kurt Bendfeldt
- hace 14 minutos
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Faltan 12 días y la invitación no es a comprar, es a comprender. Quienes creemos en Dios celebramos la Navidad porque el amor decidió acercarse: sentido antes que envolturas, propósito antes que ruido. No se trata de marketing, sino de memoria y rumbo. Miramos el pesebre y recordamos que lo esencial nace sencillo… y transforma.
Esta época es para cerrar círculos. Los grandes y los pequeños: una disculpa pendiente, un “gracias” que nunca dijimos, un límite que necesitamos poner, un hábito que debe terminar. Cerrar no es negar; es ordenar para avanzar. También es tiempo de revisar el año con honestidad:
Desafíos: ¿qué pruebas te templaron? ¿qué aprendiste de tus errores sin maquillarlos?
Oportunidades: ¿qué puertas se abrieron y cuáles dejaste pasar? ¿qué te dio paz real?
Frutos: ¿dónde fuiste más íntegro, más valiente, más humilde?
Con esa verdad en la mesa, tracemos propósitos para 2026: menos promesas y más evidencia diaria. Elige tres compromisos verificables (familia, trabajo, salud/fe) y ponles fecha, indicador y compañero de rendición de cuentas. Navidad es la bisagra: cerramos con amor y abrimos con carácter. No a medias.
Si hubo pérdidas o rupturas, no te exijas sonrisas falsas. Honra el dolor con respeto y decide pasos que construyan: presencia sobre regalos, conversación sobre pose, servicio silencioso sobre exhibición. Mientras haya vida, hay margen para hacerlo bien. Dios no nos llama a la fachada, sino a la coherencia que da paz.
Versículo“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros… lleno de gracia y de verdad.” — Juan 1:14







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