Aun recuerdo las hazañas y aventuras que viví con mis abuelitos Héctor y Matilde, y claro esta que el nivel de consentimiento que me dieron por medio de su amor y aprendizaje. Me pongo hoy a pensar qué estarían ellos en este momento pensando de lo que el mundo hoy vive.
Seguramente mi abuelito me diría “mijo hay que ser valiente”, puesto siempre me lo decía en cualquiera de las circunstancias que vivía a su lado. Fue como un padre para mi el cual aunque los años de su partida terrenal hayan pasado los mantengo vivos en mi mente y oraciones. Es difícil perder seres queridos, aun cuando sepamos que la edad y las fuerzas no ayudan. Veo como en algunos países los dejaron a la deriva, sin saber ni tener claro que hoy los grandes consejos, anécdotas, historias que nos dieron nos hacen más fuertes. Les debemos tanto y sabemos los que no tenemos la alegría de tenerlos que nos amaron, cuidaron y acompañaron en nuestro crecimiento.
Si aun Tú los tienes, disfrútalos, siéntate con ellos y platica abre conversaciones que ellos disfruten, puesto el pasado lo tendrán siempre más claro que el presente que viven. Los abuelitos son la esencia de la admiración y del que podamos junto a su recuerdo o con ellos vivir como mejor sea posible.
Algunos seremos abuelos en algún momento, y tendremos otra óptica de la vida, puesto el decir abuelo o abuela, es sinónimo de sabiduría, tolerancia y larga vida.
Muchos en este momento están pasando por una situación difícil con sus abuelitos, lo importante ante esto es poder darles la calidad de vida que requieren, consintiéndolos de una manera dinámica, si tienen el deseo de comer algo, ver algo, lo que sea hay que dárselos, a veces los médicos dicen, “que ya no coma azúcar”, por ejemplo, y yo siempre he creído que si es su deseo hay que dárselos.
A lo largo de su vida fueron guerreros, trabajadores, luchadores, y hoy nos inspiran bajo mucha responsabilidad personal, por ser un poco de lo que ellos son o fueron.
Si están en la distancia una llamada de amor, si están con ustedes un abrazo y un agradecimiento al oído, para que sepan que los nietos o nietas valoran lo que son y lo que nos han dejado.
Un abrazo a todos los abuelitos del mundo que Dios los bendiga grande y abundantemente.
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