Muchas veces como hombres, no sabemos que una caricia puede cambiar el significado en nuestra relación. Normalmente en la práctica del amor, el hombre se preocupa solo por él, y deja por un lado el poder complacer y satisfacer a la mujer, la delicadeza que poseemos no la sacamos en el momento más importante, y no solo tiene que ver, con el arropar o desarropar un cuerpo, si no inicia con la aventura de poder escucharlas, acompañarlas, motivarlas para poder amarlas.
El toque suave, no solo depende en saber cómo usar las herramientas corporales con las que contamos, también puede ser una conversación llena de estimulo sobre los diferentes temas del día a día. Ya que aunque se diga que nos las entendemos, claro que si lo hacemos, pero nos tenemos que sumergir en ellas en el mejor movimiento mental, de saber que es lo que quieren, necesitan y sueñan.
Acumulando todos los procesos podremos tener un toque suave y delicado, para que el resultado sea positivo y podamos terminar alcanzando el nutriente del amor, con la suma de nuestros mejores actos. Ya que en el principio lo más delicado y suave siempre será la mujer.
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